Rosalía "vino, vio y venció" en La Mar de Músicas

 Recordando el pasado romano de Cartagena y parafraseando a Julio César en el 47 a.c. lo que ocurrió con Rosalía durante su actuación en La Mar de Músicas el domingo 16 de julio se resume con esta locución latina: Veni, vidi, vici. La controvertida cantaora catalana, acompañada por el no menos estridente Raül Refree, llenó el Auditorio El Batel. Y no sólo de gente, que también. Lo llenaron de su particular forma de entender el flamenco y de aplausos, pero sobre todo, de sensibilidad. Lo que tiene esta niña en su garganta no es normal. Rosalía «vino, vio y venció».

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Los mentideros culturales de la antigua Cartago andaban revolucionados durante toda la semana con la llegada a la ciudad portuaria de Rosalía, una artista que desde hace unos meses lleva loca a la ortodoxia flamenca. Crítica y aficionados opinan y versan sobre ella vorazmente mientras la cantaora llena los espacios a los que acude y sigue su camino. El pasado domingo en Cartagena no fue distinto y las lenguas, las buenas y las malas, continuaron revolucionadas y afiladas tras el recital. De eso se trata.

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Desgranó Rosalía a lo largo de la noche su primer disco en solitario, Los Ángeles, en el que con esa voz melancólica, te va enganchando y haciéndote suya poco a poco. El Batel se le hizo grande durante los primeros compases del recital, faltando sangre en la sala. Si tu supieras compañero, Aunque es de noche y la desgarradora malagueña del Mellizo, Nos quedamos solitos, fueron sus primeros pasos en Cartagena. Con esta última canción comenzó ya a verter su esencia, en forma de dolor, al abrigo de la guitarra, teñida con el matiz tosco y antiguo que Refree le imprime.

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Mas muerte, tema capital en Los ÁngelesPor mi puerta no lo pasen, Que se muere y Catalina, en ya una visceral Rosalía que sin grandes estridencias escénicas ocupaba, de puro blanco, el espacio del auditorio cartagenero. Y el público, abierto a su propuesta, continuaba regalando su calor. De los antiguos se acuerda Rosalía a su forma y modo: La Niña de los Peines por taranta con Día 14 de abril, la guajira eterna de Pepe Marchena, Te venero o La hija de Juan Simón que popularizara Antonio Molina. Siempre con ese halo de tristeza y sabor a antiguo que emana de su metal, a camino entre lo negro y lo dorado.

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Ecos de fandango, Por castigarme tan fuerte, para ir cerrando un recital intenso en emoción y profundidad que agradeció el público cartagenero en pie. Que nadie vaya a llorar y De plata sus últimas estancias en La Mar de Músicas que acertó con esta propuesta de transgresión flamenca y que seguro atrae al mundo del cante jondo a nuevos aficionados. ¿Flamenco? ¿No flamenco? ¿Emoción? ¿No emoción? Doctores tiene la iglesia y colores la paleta de un pintor.

Redacción: Gabriel Maldonado.

Fotografía: José Miguel Cerezo Sáez.

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