Rocío Márquez y Niño de Elche estremecen el firmamento en Murcia
Y anduvo la Lámpara Minera 2008, Rocío Marquez, recordando a Pepe Marchena, presentando su nuevo trabajo El Niño y viajando entre lo clásico y la vanguardia durante la gala que ofreció junto a Niño de Elche el pasado viernes en el auditorio del Centro Cultural Puertas de Castilla de Murcia. Lleno absoluto, pero no sólo de público, que también, La onubense y el de Elche llenaron el auditorio de magia y duende, de tradición y frescura, de nuevos aires mecidos al compás de lo antiguo, ambos lo llenaron todo de Flamenco con mayúsculas.
Comenzó el recital a capella con la voz laína de la Márquez y afillá del Niño de Elche con un Corrido Mejicano que se fue tornando en Colombiana que abrió el tarro de las esencias flamencas y los primeros oles de la noche. Por Taranta, jonda, con un Trovo del Campo del Algar, cantes que la onubense domina con soltura y con Niño de Elche al toque, siguió este viaje que Murcia Flamenca nos ofreció como regalo anticipado de Reyes.
Y por Milongas, El año del Cometa, volvimos a los estilos americanos donde Marchena se recreara dejando volar la poesía, como lo hace hoy Rocío. Valiente. Para entonces el público ya estaba entregado a la voz dulce y llena de melismas de la onubense.
Entre esos viajes de ida y de vuelta llegó uno de los momentos más heterodoxos de la noche con el Salmo de Ernesto Cardenal en el que se realiza una voraz crítica a esta sociedad por donde ¿deambulamos? ¿sobrevivimos? ¿malvivimos quizá? y donde Niño de Elche adquirió total protagonismo en el cante. Vanguardia y ruptura lo suyo. Experimentación e ir más allá. Libertad absoluta en la creación. Estremecido quedó el público en sus butacas ante los juegos vocales y el lamento del ilicitano en este Salmo a quién el susurro de la voz de Rocío Márquez añadió más dramatismo. Nadie me oye, gritaban. Es verdad, hoy nadie nos oye.
Tras el silencio y oscuridad más absoluta del Salmo giró de nuevo la noche hacia otras formas cantaoras. Por Bulerías, la de Pastora, Gallego y La Perla volvió el duende al auditorio con la elegancia y flamencura que ya entregaba por arrobas la Márquez. Quedaba poco para finalizar este viaje por El Niño, viaje que continuó por Seguiriyas y Alegrías ¡Qué paseo más bonito por esa luminosa bahía gaditana! para culminar por Huelva. Por Fandangos, el cante que bebió Rocío de pequeña, el cante con el que se crió y al cante que Marchena imprimió todo su carácter y el aire onubense.
Una delicia la noche del pasado viernes en el Centro Cultural Puertas de Castilla donde Rocío Márquez y Niño de Elche dejaron claro que el Flamenco es un arte vivo, abierto y donde la tradición y la vanguardia deben convivir bajo el abrigo del conocimiento.
¡Ole Rocío Márquez! ¡Ole Niño de Elche! ¡Ole Murcia Flamenca!
Totalmente de acuerdo con el comentario, fue un lujo para los sentidos.