Regreso a la Ítaca Flamenca con El Pele

 La maravillosa minoría regresó a su Ítaca flamenca,  el lugar donde residen la paz y el desasosiego, el pasado viernes 18 de junio con el quejío de El Pele en la penúltima noche de la 28ª edición de la Cumbre Flamenca Murcia. El cordobés se Peleó con el tiempo con el que jugó a su antojo a lo largo y ancho de su recital, retorciéndolo, parándolo, acelerándolo y haciéndonos vivir una Odisea emocional digna del propio Ulises.

El toque sutil de Niño Seve rompió el silencio del Teatro Circo Murcia. Tras sus primeras falsetas, de la oscuridad del escotillón emergió el bailaor Manuel Jiménez para comenzar a pellizcarnos con el movimiento, ora dúctil, ora salvaje, de su cuerpo. Oscuridad y luz en los primeros pasos de este viaje flamenco.

Luz que nació de la garganta homérica de El Pele

«Suelta la luna un suspiro de baile en su clara piel,

suelta la luna un suspiro de amor y corales finos,

y que le cante mi Manuel.

La luna no sabe cuando puede encontrarse con él

y se acicala la enagua y se perfuma la piel,

y una flor blanca en el pelo

por si se encuentra la luna gitana con él.»

Parada por Levante matizado bajo su prisma creativo y por soleá paró el tiempo. Navega la voz de El Pele vaporosa por los tonos medios, revienta su garganta o te cubre de almíbar. Ya estás erizado, atrapado. La solemne soleá de El Pele que tituló hace unos años nuestro compañero, el periodista y escritor Patricio Peñalver para su medio, nos devolvió a nuestra deseada Ítaca.

«Me llamas, me llamas,

me llamas, me llamas,

tú a mí me llamas de marugá,

el corazón mío tu a mí me lo paras

por Dios, tú a mi me lo paras.»

Nos paseó por Cai por alegrías con otro ejercicio de memoria y creatividad: la ensalá de El Pele. ¡Qué ensalá, hijo! Desde el público pidieron unos fandangos que el cantaor volvió a hacer eternos en ese juego atemporal al que nos sometió. Trató de marcharse por bulerías, bulerías que remató con una pataita junto a Manuel Jiménez pero Murcia no estaba dispuesta a quedarse huérfana de cante.

¡Otra, otra, otra! Aplausos, silbidos, gritos y los artistas volvieron al escenario para ofrecer un Vengo del moro interruptus… La maravillosa minoría merecía cerrar tu Odisea flamenca, su vuelta a las oquedades de las emociones, a su bendito Ítaca de otro modo. La noche en la que recibiste Patriarca Flamenco de la Cumbre Flamenca Murcia. ¡Qué breve y qué frugal, Pele!

 

Redacción: Onésimo Samuel Hernández Gómez y Gabriel Maldonado.

Fotografía: Gabriel Maldonado.

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