Noche de ortodoxia flamenca en la primera gala del Cante de las Minas
Había ganas en La Unión de escuchar más flamenco tras la jornada inaugural a cargo de los vencedores de la pasada edición del festival murciano y el pregón de Blanca del Rey. Y anoche lo hubo. La Catedral del Cante se llenó de ortodoxia flamenca a través del cante de los dos protagonistas de la gala: Manuel Cuevas y José Domínguez El Cabrero. Antes del arte la Fundación Cante de las Minas de manos de su presidente y alcalde de La Unión, Pedro López, otorgó a la República Federal de Alemania el Castillete de Oro por su labor de difusión y promoción del flamenco, pero para nosotros, para los flamencos lo bueno venía después…
A pecho descubierto, en pie frente al público de La Unión, valiente y con su voz como único recurso comenzó Manuel Cuevas su recital llevándonos por toná de trilla. Buenas intenciones las que desde el inicio ofreció el de Osuna, intenciones que se tornaron en realidad y hechuras flamencas. Malagueña con abandolao y soleá por bulerías para continuar, dejándonos un buen sabor de boca a los que anoche casi llenamos el antiguo mercado público unionense.
Yo creía que el amor
era cosa de juguete
y ahora veo que se pasan
las fatigas de la muerte
Nos habló Manuel Cuevas de su Lámpara Minera en 2002 y la responsabilidad de enfrentarse de nuevo a la Catedral del Cante y sus cantes de Levante. Minera y taranta fueron sus propuestas muy aplaudidas por el público de La Unión. Se regocijó en los medios tonos que llenó de dulzura para desgarrarse en los lances finales de su cante. Alegrías, susurradas y desbocadas, pausa y jaleo junto al toque especial de Niño Seve, Bordón Minero en 1999, y el compás de Carlos Jurado y Rafael del Pino Queco.
Antes de la sorpresa que el sevillano nos tenía preparada nos llevó a compás por tientos-tangos que el público tímidamente trató de seguir con sus palmas…sin mucho éxito, que digamos. De nuevo valiente Manuel Cuevas. A tumba abierta, a palo seco nos impresionó su cante por toná al alimón de su hijo José Manuel que dejó una buena impresión en La Unión con su voz profunda que aleó a la de su padre, feliz al ver el cante de su hijo en un escenario emblemático para su familia.
Encarábamos ya el final de la velada y se acordó Manuel de su compañero El Cabrero al que dedicó unas emotivas palabras y el fandango de El Cabrero. Cerró su vuelta a las tablas de la Catedral del Cante por bulerías evocando letras míticas de nuestra música. Así da gusto Manuel.
Sereno, jondo y mu padrentro, cantó El Cabrero en la noche del viernes 5 de agosto en La Unión. Comenzó por soleá cantándole al aire, el agua, la tierra y el sol, cantándole a lo que él cree…a la naturaleza y la libertad. Como todos soñamos cantar y pocos osamos hacerlo.
El cante al macho cabrío y seguiriya en esa voz grave y recia de El Cabrero que con sus temas socio-políticos encendía al público unionense. Serrana, de cabrero a cabrero, recordando a Miguel Hernández «a este mundo he venío a gastarme» decía desde su atalaya cantaora. Más genio el mostrado por el de Aznalcóllar en sus fandangos republicanos que volvieron a levantar el ánimo y aplauso del respetable. Sonó también en La Unión Si se calla el cantor de Horacio Guarany a compás de bulería. Himnos de El Cabrero para sus seguidores
Y en este bucle de anarquía, de entradas y salidas del escenario, volvió a llevarnos el cantaor por fandangos esta vez recordando al trío de las Azores y la maldita guerra de Irak. Malagueña por derecho y Luz de luna para cerrar su vuelta a La Unión. Vuelta desconcertante de El Cabrero a la Catedral del Cante para el que firma esta crónica, cronista que disfrutó de su rajo al cante y se descentró por los altos y bajos del cantaor de Aznalcóllar.
Redactor: Gabriel Maldonado.
Fotografía: José Miguel Cerezo Sáez.