La Cumbre más diversa

 La Cumbre Flamenca Murcia vivió el sábado 22 de febrero una jornada distinta en el coqueto Teatro Bernal de El Palmar. Y decimos distinta porque el flamenco ofreció dos de sus más de mil caras de la mano de Sonia Miranda y el grupo Comares ante un reducido número de aficionados, la maravillosa minoría ante la que muchas veces nos hemos rendido…

La velada la abrió Sonia Miranda quien acompañada por el toque de Antonio Luis López ofreció un recital de corte clásico que comenzó por mariana, la que fuera himno del maestro José Menese y escrita por Moreno Galván.

«Cuando tu mare te llame

entorna la puerta,

haz que suene la llave

y déjala abierta,

corazón esta noche haremos

encaje de bolillos con puntitas tu y yo».

Potente y rotunda su voz, continuó por malagueña, rematada por abandolaos. Por soleá, recordó a Pastora Pavón, La Niña de los Peines de la que cantó su bambera «Entre sábanas de Holanda«. La noche caminaba apegada a la tradición y la Miranda se dejaba la piel en cada tercio.

La guitarra de Antonio Luis López adquirió sones arabescos por tientos, cante que dijo despacito la sevillana para revolucionarlo a posteriori por tangos, dándonos un paseo por el alma de Triana. Navegó por los tonos medios que llevaba al susurro o rompía enérgica, por farruca, antes de concluir a compás su recital.

Alegrías y bulerías, entre las que se colaron letras por cuplé, que el público agradeció con una cerrada ovación, y que sirvieron para despedir a una Sonia Miranda que dejó una buen sensación entre el público murciano.

El grupo Comares puso la nota histriónica de esta 27ª Cumbre con un espectáculo de raíz granadina pero compuesto por artistas de distintos orígenes: una granadina, una castellonense, una cordobesa, una finlandesa y una japonesa. Juntas, las cinco mujeres que lo conforman, evocaron el flamenco de tablao en un ir y venir de cantes con enfoque eminentemente festero y dirigidos al goce de los sentidos.

La percusión corporal y el taconeo de las dos bailaoras introdujeron al grupo en la escena, ligándose el cante a su lugar de unión, Granada, con fandangos del Albaicín. Por seguiriya, la de «Gerineldo» y «De plata» fue la siguiente parada, atisbándose ya en estos primeros compases de la noche unas formas alejadas de la ortodoxia.

Guiño a la tierra por minera y paseillo por verdiales: «Que adelanto con quererte / sino te tengo a mi vera / que adelanto con quererte / daría mi vida entera / solamente con tenerte / hasta el día en que me muera«. Y claro, de entre toda esa mezcla de esencias volvió a surgir la que las une: la árabe, la granadina, por zambra y tangos: «Quieren que me esté callao / y yo a mi lengua le eché un nudo / O esta gente son capaz / de hacerle hablar a un muo«. Granaína y baile por ida y vuelta…

Guajira, melosa, dulce, pausada y jaleada (¡Wasabiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!) antes de rematar su actuación por bulerías y cerrar una noche sin grandes nombres ni protagonismos, sin grandes alardes técnicos pero que tuvo su aquel.

En la jornada el viernes 28 de febrero la actividad se traslada al Teatro Romea con el espectáculo «A bailar» ofrecido por «El Carpeta«. Manuel Fernández Montoya, bailaor gitano, más conocido en el mundo del arte del baile con el nombre artístico de «El Carpeta«,  nació en Sevilla en el mes de agosto  del año de 1997. Es nieto de “Farruco”, hijo de la “Farruca” y hermano de “Farruquito” y el “Farru” quien lo acompañará en la noche murciana. Las entradas están disponibles en el siguiente enlace: «A bailar«.

 

Redacción y fotografía: Gabriel Maldonado.

 

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