La "Cumbre Flamenca" comienza teñida de belleza
La Cumbre Flamenca Murcia arrancó en la tarde del jueves 3 de febrero en el Patio de Columnas del majestuoso Palacio Almudí de Murcia y lo hizo con el miniciclo “Mujeres, poetas y flamencas” coproducido entre Lo Ferro Flamenco y la Fundación CajaMurcia junto a la Cumbre Flamenca de Murcia.

Fue la cantaora Antonia Contreras quien abrió el tarro de la belleza y las esencias flamencas en una sala llena de público y expectación. Si Aristóteles, definió a la belleza como “armonía” ello fue lo que ocurrió en el estreno en primicia su nuevo trabajo “Singular Femenino” donde, junto a la guitarra del maestro Juan Ramón Caro, desgrana y desgarra la poesía de grandes literatas de nuestra lengua.
Antes, el director de la Cumbre Flamenca, el profesor y poeta Antonio Parra, hizo de maestro de ceremonias presentando a la cantaora y a este nuevo proyecto junto al director del Festival Internacional de Cante Flamenco de Lo Ferro, el profesor y periodista Juan Tomás Frutos y el presidente de la Peña Flamenca «Melón de Oro», Mariano Escudero. La unión hace la fuerza, sin duda.

La noche comenzó despacito y llena de dulzura por nana, cantando la malagueña la poesía de Gabriela Mistral mientras se acercaba de forma sutil a las tablas del improvisado espacio escénico murciano. Con la cubana Dulce María Loynaz removió la noche por soleá: «Quién pudiera como el río / ser fugitivo y eterno / partir, llegar, pasar siempre / y ser siempre el río fresco…».

Por peteneras llegó el verbo de Sor Juana Inés de la Cruz. «Hombres necios que acusáis», esa letra que cuatrocientos años después sigue vigente en una sociedad cada vez más injusta e insolidaria, en una sociedad que sigue maltratando a decenas de mujeres por la barbarie del machismo. Clara la reivindicación de la malagueña.

Se detuvo la cantaora en la Generación del 27 y ese grupo de mujeres a los que la sociedad española (de nuevo la sociedad española) no dio el lugar que merecían. Recitó Antonia Contreras los versos de la insigne poeta cartagenera Carmen Conde, «Adolescencia», para introducirse a continuación en «La voz del viento» de Ernestina de Champourcín. Más belleza en la voz clara y limpia que atesora, que, ora mece, ora lastima.

Redacción y fotografía: Gabriel Maldonado Rufete.