Garnāṭah en estado puro
Si estoy enganchado al flamenco es por noches como las de la jornada de clausura de La Caña Flamenca 2020 del pasado viernes 29 de agosto en las que el arte voló libre y salvaje por las tablas del Parque El Majuelo de Almuñécar. Un lugar especial por su historia y por estar ubicado a la vera y a los pies de la Factoría de salazones romana y del Castillo de San Miguel de la localidad. Lo fue también, especialísimo, porque Marina Heredia acompañada por el toque de José Quevedo, El Bola de Jerez, el cante de dos puntales del flamenco granaíno, su padre, Jaime El Parrón, y Curro Albaicín, las palmas y jaleos de Fita Heredia y Anabel Rivera y la percusión de Roberto Jaén, ofrecieron una gala de flamenco desbocado, de las que te erizan. Flamenco nacido en Garnāṭah.
Abrió el espectáculo por toná El Parrón con su metal seco y profundo haciendo tambalear las emociones del más pintao desde el primer quejío. Al cantaor granaíno se le unió su hija, devota de sus formas, y juntos en la boca del escenario nos regalaron la palabra de Violeta Parra, «A la una nací yo / a las dos me bautizaron / a las tres descubrí yo / alma vida y corazón / a las cuatro me casaron / me casé con un amor al que amo«. Belleza.
Continuó Marina por granaína y media reivindicando los aires de su Garnāṭah y agradeciendo al público de Almuñécar su apoyo a la cultura y al flamenco: «Que la llaman la Alcazaba / viva la torre del Tiro / los cuartos de Graná / y la cueva donde yo vivo«. Desbocó la noche por Cádi: «Cuando salgo de Cái me llevo sal / para donde no la hay yo regalar«, dando el primer estoque la Heredia y vuelta a las tablas de El Parrón con Curro Albacín.
Comenzó El Parrón por soleá, acordándose de Chocolate, aleada con el Poema de la siguiriya gitana de Federico García Lorca en la voz de Curro Albaicín: «Empieza el llanto de la guitarra / Se rompen las copas de la madrugada / Empieza el llanto de la guitarra / Es inútil callarla / Es imposible callarla». Si antes hablábamos de belleza, ahora de emoción, más emoción con nuevos versos del último bohemio de Granada que vestía de profundidad las palabras de Rafael de León: «Otro domingo más sin tu mirada / dejándome morir junto a la gente / que pasa y que traspasa indiferente / a mi canción de amor desesperada«. Seguiriyas del Parrón para cerrar este ciclo que me guardo en uno de los lugares donde entran pocas cosas, No soy de esta tierra y Tanto llamar.
De nuevo la matriarca sobre el escenario y más revolución y compás en El Majuelo por caña: «Ayyyyyy que, ayyyy que, ayyyyy queeeee…» y nos llevaban a continuación por malagueña, la de la Trini, que remató por fandangos abandolaos y del Albaicín: «Niño que me he perdío / quien me lleva a mi casa / niño que me he perdío / yo vivo en el Albaicín orilla la plaza larga / al laito del Cafetín«. Y en esa vorágine de cante y derroche uno reflexiona que se ha convertido ya Marina Heredia por derecho propio en una de las cantaoras de nuestra época, en un foco inagotable de fuerza, vigor y exaltación flamenca.
Para acordarse de «las pencas y las tribus salvajes» se unió Curro Albaicín al cante de Marina Heredia llevándonos por tangos. Se gustaba Marina con los jaleos de su compadre y la noche se coronaba por Granada. «Que me daba el aire si / que me daba el aire no / camino del Albaicín/ al laillo del corazón» cantaba una, «Yo me quisiera morir / en una noche de octubre / a los pies del Albaicín» replicaba el otro, ora cantando, ora recitando, pausándose, asalvajado…
Afrontábamos el final del recital con una Marina exultante que se arrancó por bulerías y que remató por cuplé: «Se nos rompió el amor de tanto usarlo / de tanto loco abrazo sin medía / de darnos por completo a cada paso / se nos quedó en las manos un buen día«. Y si me permiten la licencia, costó mantener la emoción ante su dispendio de cante preñado de sangre.
La Caña Flamenca 2020 concluyó por fiesta, Fita Heredia, Anabel Rivera, El Parrón y la propia Marina Heredia ofrecieron una ronda de cante y jaleos por bulería para irnos a casa cargados de energía y agradecidos a la organización por el esfuerzo en mantener viva la llama del arte. Te lo digo como lo siento, como lo dice mi Graná…
Redacción y fotografía: Gabriel Maldonado.