El Carpeta pone "A bailar" al Teatro Romea
Desde su salida, El Carpeta se asomó al escenario del Teatro Romea con mirada penetrante y pose intimidatoria, augurando un baile de fuerza, pasión y desgarro. El joven de los Farruco representaba su espectáculo «A bailar» en las postrimerías de la XXVII Cumbre Flamenca de Murcia: baile sin condiciones, para disfrutar y hacer disfrutar, como declamaba el joven del linaje de los Farruco en la noche del viernes.
El público rindió pleitesía a Manuel Fernández Montoya desde que arrancara la noche por seguiriyas. Los tacones de El Carpeta se transformaron en percutores y, apuntando a la retina del espectador, disparó ráfagas de baile nervioso y enrabietado. Marcando ritmos y contemporizando, a veces entrando en frenesí y a veces paseando desgarbadamente sobre las tablas.
Tras el primer acto, quedó tiempo para que la banda formada por los cantaores Iván Carpio y Ezequiel Montoya, la guitarra de Román Vicenti, la flauta de Sergio de Lope y Lolo Fernández y Fali del Eléctrico se lucieran por tangos.
El baile gitano continuó por bulerías y soleá, enfundado en burdeos, entre vítores y clamores, con mucho descaro, algún remolino por acá y un taconeo por allá. Hubo momentos también para el recuerdo, en el día que se cumplía 19 años del fallecimiento de su padre.
Hacia la mitad de la gala, llegó el turno para el invitado, El Farru, segundo en la línea de sucesión de los Farruco, con poco ya se llevó al público al bolsillo, con paso firme, como bailando entre peldaños, tentando con la punta del zapato el siguiente escalón. Le sobraba espacio para el virtuosismo pero sin caer en manierismos.
Volvió El Carpeta, prosiguió arremangándose y peinándose, con más «A Bailar«. Y abandonó Murcia, dejando sobre las tablas del teatro, el recuerdo de las huellas tras sus pasos que marcan el camino de una de las grandes sagas del flamenco.
Redacción: Ibán Hernández.
Fotografía: Gabriel Maldonado.