El cantaor que siente y canta, que canta y siente

 La séptima jornada de La Mar de Músicas tenía como protagonista vespertino, de nuevo al flamenco. Israel Fernández, Diego del Morao y los Mellis, presentaban ante la afición cartagenera ‘Amor’, el último disco del cantaor toledano.

A las ocho de la tarde, en la terraza norte del Auditorio del Batel, Israel Fernández subía al escenario acompañado por el magistral guitarrista Diego del Morao y los casi ubicuos Mellis. El cantaor, se está convirtiendo en un ídolo de masas, en un artista mediático que consiguió colgar el “Sold Out” a los pocos minutos de ponerse a la venta las localidades que ofrecía el festival cartagenero. Sus colaboraciones con artistas de otros géneros y las múltiples apariciones en medios de comunicación le están dando a conocer a un público mucho más amplio.

La “Soleá del cariño” fue el primer cante que comenzó a sonar en El Batel. Con un compás gravemente marcado por los Mellis y una cadencia un poco mayor a la que grabaran en el disco, los versos de Gustavo Adolfo Bequer cobraban sentido “Por una mirada, un mundo / por una sonrisa, un cielo / por un beso, yo no sé / qué te diera por un beso”. La melismática voz de Israel es un tesoro, su fuerza, sus giros vocales, su sentimiento la hacen tremendamente especial. El gran Diego del Morao lo lleva, lo acomoda, le da el pie en el momento justo. Se entienden casi sin mirarse, como las grandes parejas de la historia del flamenco.

Estando a la vera de la Sierra Minera, era necesario el recuerdo a los estilos de la zona, esos que Israel hace de forma tan personal y que, con su voz con unas características perfectas para defenderlos, hace que adquieran una nueva dimensión. Recuerdo para José Sorroche con un taranto pausado, para continuar con la murciana incluida en su último trabajo ‘La bella murciana’ y finalizar con una cartagenera personal. Israel se maneja a la perfección por altos y por bajos, sus giros vocales son de una belleza extraordinaria y la historia nos dice que esa musicalidad es en la que se basan los cantes de esta tierra.

Era el momento de los tientos, letras tradicionales relacionadas con la temática amorosa, como ocurre en todo el recital, para dar sentido al título de su último trabajo, entre los que se intercalaban las letras de ‘La Amada’, los tientos que incluye en el disco y que casi se convierten en ralentizados jaleos extremeños, en algunos momentos, con ese Zorongo Gitano de Federico García Lorca. De nuevo regreso a las letras tradicionales con “Eres morenita y pobre / más morena es la canela / y le gusta a los señores” para que el virtuoso Diego incrementase el ritmo y los convirtiese en tangos extremeños “Toma mi pañuelo / cúrame las heridas / que si tú no me las curas / se me va la vida” y comenzar un recorrido por los clásicos “pero que tiene la María de Baeza, la portuguesa”, o “Gitana te sueltas el pelo”. Larga tanda por estos estilos en los que Israel se siente arropado bajo el impecable compás de los Mellis y la delicada sonanta de Diego del Morao.

El guitarrista jerezano tomaba protagonismo, con esa introducción por seguiriyas marca de la casa. A nuestra mente venía su padre, el genial Moraíto Chico, ¡Cuánto te echamos de menos MAESTRO!, pero ¡qué buen legado has dejado! ¡Seguro que estarás orgulloso de tu hijo! Diego tiene todo el soniquete y a su vez toda la calma, todo el sabor y toda la jondura, toda la magia y todo el respeto. El toque de Diego servía para introducir “La seguiriya del desvelo”, esa en la que el cante de Israel cabalga en los tiempos, jugueteando entre ellos. El toledano conoce como nadie su instrumento y lo lleva donde quiere, lo ralentiza, lo liga, lo modula. Hace que la seguiriya duela, que se sienta… sus quejíos son puñales afilados que desgarran ¡Por Dios, cómo canta este gitano!

Y de las seguiryas a las bulerías que incluye en su disco “Amor, a las del “Anhelo” concretamente”. Demostración de velocidad vocal, generando texturas melódicas cargadas de giros vocales que hacen lo duro dulce y lo grave bello. Pasión a raudales, ofreciéndolo todo, rebuscándose en sus adentros para ofrecer lo mejor. Echando su hombro atrás para encontrar el duende, porque cuando Israel lleva su hombro pa’tras es que va a venir algo único. Del Morao se acordaba del toque de Jerez e Israel volvía a las letras clásicas para recordar a la Niña de los Peines, artista a la que homenajeaba en su anterior trabajo “Universo Pastora”. Terminaba el tercio por bulerías con la célebre “Maja aristocrática” y una sucesión de juguetillos a los que imprimía todo el buen gusto.

Para finalizar el concierto llegaba el momento de los fandangos para acordarse de nuevo de Pastora, Paco Toronjo o el Sordera entre otros. Está claro que Israel Fernández es un cantaor que siente y canta, y que canta y siente. Un cantaor que ha bebido de la tradición, que sabe apreciarla y rendirle tributo. Un artista que sabe que en el pasado está el futuro y que el futuro no es posible sin el pasado. Un cantaor que puede colaborar con Najwa Nimri o hacer un disco en homenaje a la cantaora más grande de todos los tiempos, Pastora Pavón. Un flamenco que hace videoclips, que va como invitado a los programas de televisión del momento y que cierra telediarios, pero que nunca pierde su esencia.

Redacción: Onésimo Samuel Hernández Gómez

Fotografía: José Miguel Cerezo Sáez

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