Dolor y compás en la Mina Agrupa Vicenta
La casa del sufrimiento abrió el pasado viernes 31 de marzo de nuevo las puertas al cante jondo de la mano de Jeromo Segura quien ofreció un recital de corte clásico a los aficionados que casi llenaron el aforo de ese magnánimo auditorio que es la Mina Agrupa Vicenta de La Unión. Volvía así el Lámpara Minera 2013 a un lugar que lo hizo grande y que desde aquel día de agosto el onubense considera su casa.
Tangos para abrir la velada flamenca a ochenta metros bajo tierra, con olor a azufre y decenas de matices en los colores de la piedra unionense. Por soleá de Triana continuó el onubense arropado por las seis cuerdas de Rosendo Fernández. Y cantiñas la siguiente parada con un Jeromo Segura sobrao de compás para pasearnos por aquella tierra plagada de arte.
Cante de ida y vuelta en las entrañas de la tierra, milonga, para continuar a posteriori su actuación al abrigo de la Agrupa Vicenta por copla por bulerías muy aplaudidas y jaleadas por el respetable. Se puso jondo Jeromo para llevarnos por Levante. Minera en el lugar en el que cobra sentido este cante, donde se llenaron de tristeza y pena y que el de Huelva dijo lleno de intensidad.
Cerrando la noche, bulería y fandangos junto a sus compañeros de fatigas, dos jóvenes onubenses que le hicieron el compás durante toda la velada y a los que habrá que seguirles la pista en el futuro: José María Cáceres y Andrés Fernández. Nos derritieron los tres por su tierra, esa bendita Huelva que es fuente inacabable de cantaoras y cantaores.
Remató en pie el cantaor con un nuevo guiño al público unionense, saeta al Cristo de los Mineros plena de matices y sentimiento que arrancó la ovación final. La Mina Agrupa Vicenta se volvió a quedar sola esperando de nuevo al cante dolorido, como tantas horas lo vivió en boca de sus otrora moradores.
Redacción y fotografía: Gabriel Maldonado.