COSMOPOÉTICA: Poesía contra el dolor ajeno
La salud fue definida en 1946 por la Organización Mundial de la Salud como «el estado completo de bienestar de una persona: físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedad«. Basándonos en este axioma, algo estamos haciendo mal en tiempos del COVID-19 que se está convirtiéndo en una suerte de tumba para la cultura y nuestra salud mental. Ante esta situación es de agradecer que existan valientes que apuesten por alimentar el alma y cuidarnos mientras el mundo de las emociones, las sensaciones y lo inmaterial se queda anclado en un rinconcito al que no atiende casi nadie. Y decimos casi porque siempre hay honrosas excepciones. COSMOPOÉTICA es una de ellas, Antonio Manuel, otra.
Córdoba tiene el orgullo de ser una de las ciudades que atiende a la cultura. Desde el 28 de noviembre hasta el 4 de diciembre el ayuntamiento de la ciudad de La Mezquita propone un viaje hacia nuestro interior a través de la poesía y la noche del lunes 30 se iluminó con la palabra jonda de Antonio Manuel en la presentación de su poemario DAÑO (Utopía Libros) en el que actualiza letras flamencas por seguiriyas, soleares, taranto o ida y vuelta.
Unos pocos privilegiados tuvieron el placer de vivir la noche poético/flamenca en el cordobés Teatro Góngora en la que el profesor y poeta con el cante de Rocío Márquez, el baile de Alejandro Rodríguez y el toque de Miguel Ángel Cortés dieron vida a las emociones escondidas en su poesía. Otros muchos nos tuvimos que conformar con vivirlo a través de YouTube.
Lo hicieron al modo flamenco: con fuerza y sentimiento, con sensibilidad, con el alma. Comenzó la noche por seguiriyas: toque, baile y palabra se alearon para producir los primeros escalofríos con una pantalla de por medio. Soleá para continuar por las dolorosas vereas de Antonio Manuel: Soleá de la depresión, Soleá del amor tóxico, Soleá de las llamadas perdidas…
De ti apenas conservo
unas llamadas perdidas
y un eclipse en el pecho
que me ensombreció la vida.
Entre medias se había colado la palabra comprometida de Antonio Orihuela a la que Rocío Márquez romancea con su voz clara en Llegar a la meta. Más DAÑO, esta vez por el solemne taranto que dijeron con profundidad y emoción y que se endulzó por guajira, Guajira de cuando fuimos grandes que Antonio recitaba y Rocío replicaba al cante…
Antes de que nuestra cama
apestase a estiércol
nos cabía la eternidad
en los vértices de un beso
y eran tu boca y la mía
los ejes del universo.
La noche culminó por tangos y como escribimos de la propia Rocío hace unos años, Los lunes pueden ser bonitos, sobre todo si los rodeamos de belleza, incluso de DAÑO, obra que recomendamos y que gracias a COSMOPOÉTICA pudimos sentir cerquita, aunque estuviéramos a cientos de kilómetros del Góngora. ¡Poesía contra el dolor ajeno!
Redacción: Gabriel Maldonado Rufete.