Buscando el duende flamenco
¿Calle o conservatorio? ¿Gitanos o payos? ¿Ortodoxia o heterodoxia? «Tiene un metal privilegiado pero no estudia», «Es un estudioso del flamenco, se sabe todos los cantes pero le falta pellizco», «El cante de verdad viene de la calle, de las fatigas, de las vivencias, de la familia» y así podríamos seguir durante toda esta entrada. Muchas preguntas y tantas, o más respuestas. Según sople el viento, claro…
El caso es que en la tarde del martes 22 de mayo acudimos al recital de fin de carrera del joven Antonio González en el Conservatorio Profesional de Música de Cartagena adscrito a las Enseñanzas Artísticas de la Consejería de Educación de la Región de Murcia. Lleva a sus espaldas seis años de estudio con profesoras y profesores de la talla de Raquel Cantero o Jose Antonio Aarnaoutse, estudios que ha compaginado con su carrera de magisterio musical, que sigue cursando, y con las veladas flamencas que se pega con sus compañeros de la Peña Flamenca de Cartagena Antonio Piñana.
Dice no saber de donde le viene la querencia por el quejío flamenco: «Siempre me ha gustado, desde pequeño, aunque en mi familia nadie es flamenco«. A los quince años comenzó a acudir cada verano al Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión, teniendo tal inquietud y afición que osó apuntarse a la escuela de cante del festival unionense. Encarnación Fernández o Bastián Contreras fueron sus primeros maestros en este azaroso mundo.
También afirma que: «me siento cómodo por soleá, tangos o bulerías» y muere con la seguiriya, la que considera: «el palo más difícil«. Chocolate, la Bernarda y la Fernanda, la Paquera de Jerez o Camarón de la Isla son las fuentes de las que bebe, cosa que se nota en su cante. Tiene una voz ronca que suena a viejo y atesora giros vocales que pellizcan. En su recital de fin de carrera nos llevó por soleá, cartagenera, tientos tangos, seguiriyas o bulerías, con las que cerró la velada. A su vera compañeras, compañeros y profesores de la escuela arropando al cartagenero.
Antonio pertenece a la segunda hornada de alumnos salidos del conservatorio cartagenero. Acaban de llegar y afición, ganas y fuerza no le falta. ¡Enhorabuena Antonio! Y enhorabuena a todas y todos tus compañeros que lucháis a diario por un sueño y por seguir haciendo grande al flamenco! ¿Seguimos con las discusiones o nos dedicamos a disfrutar del cante?
Redacción y fotografía: Gabriel Maldonado.