Magistral recital de Segundo Falcón y Manolo Franco en la Peña Flamenca El Morato
Para los anales de la historia de la Peña Flamenca el Morato, quedará el recital de Segundo Falcón con la guitarra de Manolo Franco. Toda la historia del Cante Flamenco desde el siglo XIX hasta nuestros días, salió de la garganta de Segundo Falcón, cantando desde su forma de interpretar, con una riqueza melísmática inverosímil, con esa forma de decir el cante que ya no se usa.
A través de su voz estuvieron presentes todos los grandes creadores especialmente esos que tuvieron jilgueros en la garganta, Chacón, Marchena, Morente, pero sin olvidar a los de voz afila de Mairena o Juan Talega, pero puestos en la dulzura de una voz privilegiada, que describe arcos melódicos de una dificultad y belleza infinita en su voz. Falcón lo hace fácil.
El, al que Antonio Mairena descubrió con 8 años y que ya con 12 ganó el concurso de cante de la Federación de Peñas Flamencas de Sevilla, cantando en todos los festivales de finales de los setenta y los ochenta con una pléyade de cantaores de época gloriosa; Camarón, Lebrijano, Morente, Mairena, Fosforito, Luis de Córdoba, Turronero, etc. bebió en las fuentes maireneras. Él es de el Viso de Alcor, pero descubrió a Pepe Marchena y después a Enrique Morente, toda esa mezcla hacen de él un cantaor único; sube, baja y mueve el cante con unos bajos espectaculares y unos agudos preciosos y precisos. Si a eso añadimos que ha cantado al baile con todos los grandes maestros, desde Pilar López al Güito, desde Mario Maya a Manolete, desde Matilde Coral a Manuela Carrasco, de Eva la Yerbabuena a Canales, Joaquin Cortes o Maria Pagés…
Su ritmo es electrizante, su soniquete asombroso, sus acompañamientos de pie y palmas a las falsetas de Manolo Franco apoteósicas ¡Basta con decir su nombre! Maestro de maestros en el arte de la guitarra flamenca, una técnica descomunal, un juego rítmico fabuloso con una armonía actualizada a estos tiempos, pero sin perder un ápice de la flamencura, que derrocha por los cuatro costados herencia de tantos maestros en el arte de acompañar con la guitarra el cante a través de los tiempos.
La magia y complicidad que se produjo en el escenario embaucaron a un público entregado y respetuoso, las contestaciones de Manolo a los tercios de Segundo de una precisión enorme. Dos horas y media de recital que se hizo corto, llegaron los cantes por Alegrias desde el Barrio de la Viña a Córdoba, los aires almerienses de Tarantos y Tarantas, rematados por Tangos en esa armonía levantina, un recorrido por Triana a través de la Soleá, desde El Zurraque a Ramón el Ollero, pasando por José Illanda, que tanto popularizaron Marchena y Enrique Morente, Malagueñas con La Trini, La Peñaranda y Fandango de Frasquito Yerbabuena, Tientos Tangos, Seguiriyas, con un repaso a Tio José de Paula, Manuel Torres, Cagancho de Triana, La Caña y Polo de Tobalo, un repaso a la Buleria de Jerez, una gama de Fandangos del Gloria, Cepero, Carbonerillo, Antonio de la Calzá, varios estilos de Huelva, rematando con un homenaje a Paco Toronjo espectacular y terminó esta noche apoteósica cantando las Tonás de Chacón incluida la del Cristo. Los socios y amigos de la peña que abarrotaron la cueva, no daban crédito a un recital tan grandioso, para guardarlo en la memoria, y pasará como una de las noches mas grande y flamencas jamás vividas en la Peña del Morato.
Texto: Antonio Francisco García Rodríguez
Fotografías: Jesús Amat